Hystera (del gr. ὑστέρα hystéra 'útero') es una obra inspirada en mi experiencia con la endometriosis, una enfermedad que ha sido un miedo, un misterio, pero también un alivio para mí. Ha pasado poco más de un año desde que recibí mi diagnostico confirmado, sin embargo, llevo 15 años viviendo con ella, tratando de entenderla y, ahora, reconocerla. Como muchas, la endometriosis es una enfermedad de la expansión: algunas células del cuerpo forman tejidos que crecen más de lo que deberían en lugares donde no deberían, generando que mi cuerpo se ataque a sí mismo al no reconocerse causando dolores tan agudos como la explosión del metal ardiendo cuando entra al agua fría, pero constantes como el martillado que abarca todo el cuerpo.
En Hystera esta expansión y reconocimiento se dan a través del hacer dos contenedores (Vientre y Huevo) que me permiten explorar aquello que tengo dentro pero también verlo por primera vez fuera de mí, haciendo de estos dos úteros una metáfora de la enfermedad y una representación de mi relación con ella. Inspirada en la alfarería del agua traigo a la técnica de batido del metal la tinaja que almacena y contiene en proporciones que van más allá de lo explorado dentro de las posibilidades del material, junto a una pieza que rememora el movimiento mismo del cuerpo y la sangre con su textura y pliegues, partiendo de una forma ovoide, el huevo como vientre, origen del mundo. Este contenedor-Huevo siempre está conmigo, como el endometrio que nunca se desgarra, habita el costado izquierdo de mi torso y desde su forma el cobre se adapta al cuerpo, se llena, es sostenido y me sostiene; la otra pieza (Vientre) crece y duele afuera, es el sueño de poder arrancar la enfermedad, pero también el receptor de aquello que mi cuerpo ya no puede contener, se hincha y expande más allá de mí.
A través de la acción de movilizar el agua de un contenedor a otro, simbolizo la intención de sacar aquello que me habita y no reconozco para verlo y entenderlo, una analogía del movimiento interno de las aguas de las mujeres que mes a mes dejan el cuerpo y que en mí siempre permanecen intentando salir.
En esta obra el oficio, la espiritualidad y la medicina se vuelven a reunir, trayendo a la contemporaneidad prácticas ancestralmente humanas como crear para sanar. Son dos piezas pensadas con, por y para el cuerpo: desde su textura, su forma, su color y su historia nos recuerdan que la orfebrería nunca es solo hecha a mano, sino con todo el peso, la fuerza, la delicadeza y el cuidado de la artista. Estos dos úteros nos invitan no sólo a pensar en el cuerpo sino con él, nos piden una disposición especial para sostenerlos, acariciarlos y habitar el espacio con ellos. Hystera busca ser una obra viva, en la que el metal aparentemente estático nos sostiene y abraza estableciendo nuevas relaciones con la naturaleza del cobre que existe dentro y fuera de nuestros cuerpos.
